Declaración de Embajador británico sobre el Caso Woodward
Embajador habla sobre la sentencia en primera instancia del caso que involucra la tortura y desaparición del Padre Michael Woodward
La siguiente es la declaración del embajador Jon Benjamin sobre la publicación de la sentencia en primera instancia respecto al caso que involucra la tortura y desaparición del ciudadano chileno-británico, Michael Woodward, en septiembre de 1973.
Hemos tomado conocimiento de las dos sentencias y seis absoluciones falladas en el caso de la desaparición y muerte de Michael Woodward hace ya casi 40 años. El gobierno británico le tiene mucho respeto al sistema judicial chileno en general y por haber esclarecido las verdades sobre este caso en particular.
El sufrimiento de la familia de Michael ha sido terrible durante todo este tiempo, especialmente porque nunca han encontrado sus restos ni han podido darle sepultura. Si alguna persona involucrada en este caso tuviera cualquier información sobre otros aspectos del caso que permitieran descubrir la participación de más personas, incluyendo a los supuestos autores intelectuales de este delito o averiguar el paradero del cuerpo de Michael, los instamos encarecidamente a revelar lo que saben. La familia Woodward, como mínimo, se merece lograr la paz que un entierro formal puede traer.
El gobierno británico ha apoyado a la familia Woodward durante todo este tiempo en su búsqueda de la justicia y en su determinación de llegar a la verdad. El tratamiento que Michael recibió antes de su muerte no tiene justificación alguna. Independientemente de las creencias políticas que él hubiera tenido durante su vida, esto no justifica de modo alguno lo que le hicieron. El tratamiento que Michael recibió fue brutal, cruel, irregular e indefendible.
Creemos firmemente en los derechos humanos fundamentales y en el derecho de las personas a expresar sus creencias: algo que nos es muy grato ver que está siendo consagrado ya hace mucho tiempo en el derecho y la práctica en Chile. Estos actos pertenecen a la América Latina del pasado, y es gratificante ver cuánto ha cambiado el continente desde ese entonces.
Estamos conscientes de que tanto estas sentencias como las absoluciones presentadas podrían ser apeladas y que cualquier sentencia definitiva tendrá que ser confirmada por la Corte Suprema.
No es labor del gobierno británico comentar las decisiones del sistema judicial chileno. No obstante, pensamos que este fue un crimen de lesa humanidad muy grave contra un ciudadano británico, que le ha causado por décadas un sufrimiento interminable a su familia.