“La experiencia y el know-how de las empresas vascas están reconocidos y solicitados en todo el mundo”
En su visita al País Vasco, el Embajador británico Giles Paxman se reunió con el Círculo de Empresarios Vascos, en Bilbao, a los que se dirigió con un discurso sobre cómo ayudar a las empresas a competir en una economía global.
En el Real Club Marítimo, Giles Paxman inició su discurso destacando los retos que empresas británicas y españolas comparten en cuanto a que están viviendo momentos difíciles y están luchando por sobrellevar las consecuencias de una crisis que afecta a toda Europa; y que el camino óptimo a seguir para crecer de nuevo es internacionalizar las economías: atraer la inversión extranjera e incentivar las exportaciones. Igualmente hizo un repaso a las relaciones comerciales entre Reino Unido y el País Vasco, el apoyo de los gobiernos a la empresa, el papel de Europa y el camino al crecimiento hacia un mercado único.
Extracto del discurso del Embajador británico:
Internacionalización
En Londres tenemos bastante asumida esta nueva perspectiva. Con la mirada puesta en el año 2020, el gobierno británico se ha marcado dos objetivos primordiales en lo que respecta al comercio exterior:
- Conseguir que de aquí a entonces haya 100.000 Pymes más exportando, es decir, que en lugar de una de cada 5 empresas exporten una de cada 4 (el promedio europeo).
- Duplicar el valor de las exportaciones hasta un billón doscientos mil euros. Dicho de otro modo: que el 40% del PIB británico proceda de las exportaciones.
Me consta que, también en Euskadi, este camino de expansión hacia el exterior, iniciado ya hace bastante tiempo, va ganando celeridad. Claro ejemplo de ello es la presentación que hizo el Lehendakari, Iñigo Urkullu, la semana pasada en San Sebastián de un plan ambicioso para la internacionalización: Euskadi Basque Country. Y en este sentido también, la firma de un acuerdo entre el British Council y el Bilbao-Bizkaia Design & Creativity Council para la internacionalización de empresas del sector de industrias creativas mediante acuerdos de colaboración entre empresas británicas y vascas.
Relaciones Comerciales Reino Unido - País Vasco
Las relaciones comerciales entre Euskadi y el Reino Unido tienen grandes antecedentes históricos. Y si no, qué decir de la licencia que Eduardo IV otorgó a los mercaderes de Euskadi en 1474, permitiéndoles comerciar libremente en el sur de Inglaterra. Una licencia que, por cierto, fue correspondida ese mismo año en Guernica. El Reino Unido acompañó a Euskadi durante su Revolución Industrial y es hoy uno de sus socios comerciales más importantes, colaborando ambos en industrias tan importantes como la aeronáutica, la energía, las ciencias de la vida y la manufactura avanzada, y también la nanotecnología.
Cuando abro un periódico financiero casi cualquier día de la semana, veo ejemplos de dónde y cómo las empresas de Euskadi se expanden internacionalmente, incluyendo hacia el Reino Unido.
- La semana pasada, Iberdrola (empresa propietaria de Scottish Power) anunció que había finalizado con éxito la ampliación del complejo eólico escocés de Whitelee, la mayor instalación de estas características que posee en todo el mundo.
- En el sector de la automoción, se anunciaba recientemente la importante noticia de la alianza mediante un intercambio de acciones entre CIE Automotive y el Grupo Mahindra de la India, que convierte a la empresa vasca en uno de los 25 principales proveedores de componentes de automoción en el mundo, permitiéndole alcanzar unas ventas anuales de 2.225 millones de euros.
- O en el sector naval tenemos a SENER, que participa en la construcción del portaaviones HMS Queen Elizabeth gracias a su programa de diseño FORAN.
La experiencia y el know-how de las empresas vascas están reconocidos y solicitados en todo el mundo y, en particular, en el Reino Unido.
De hecho, el comercio y la inversión son los ejes fundamentales sobre los que se asienta la relación del Reino Unido con Euskadi. El Reino Unido ocupa el cuarto puesto en el ranking de proveedores europeos de productos y servicios de Euskadi, mientras que Euskadi ocupa el tercer puesto en el ranking de proveedores del Reino Unido.
En lo que se refiere a la inversión, aunque no tengo los datos para el País Vasco, me alegra constatar que el Reino Unido se mantiene como uno de los principales países que invierten en España. En el 2011, nuestras empresas invirtieron casi 6.500 millones de euros en España, representando el 30% de la inversión extranjera en el país, y casi un 38% de la inversión en la UE.
A la inversa, el Reino Unido ha sido el primer destino de la inversión española durante el periodo 2000-2010. En 2011, se mantuvo en el tercer puesto con unos 4.000 millones de euros en inversiones, lo que representa un 16% de toda la inversión directa de España en el exterior.
Más allá de las cifras, nuestras respectivas marcas se hacen cada vez más hueco en el entorno comercial, convirtiéndose en productos de confianza para nuestros consumidores. Seguro que reconocen firmas como BP, BT, Vodafone o Barclays. En el Reino Unido, el logo rojo del Santander es ya una presencia fija en nuestras calles. Y a través de Scottish Power, Iberdrola suministra gas y electricidad a más de cinco millones de consumidores británicos. Otras empresas como TAMOIN, especializada en trabajos de mantenimiento en el sector energético, o MAIER, del Grupo Mondragón, en el sector de automoción, también han tomado la determinación de instalarse en el Reino Unido para lograr así mayores cuotas de mercado.
En total, hay más de 400 empresas españolas que están inscritas en nuestro Companies House (Registro Mercantil) y que se dedican a todo tipo de actividades empresariales: banca, sector aeroportuario, energía, infraestructuras, transporte o comercio minorista.
Gobierno y empresa
Hoy en día la mayoría de la gente reconocería que los gobiernos tienen un cometido a la hora de corregir los fallos del mercado. Pienso, también, que en la actualidad está bastante generalizada la idea de que las Embajadas tienen un doble papel en este sentido. Por un lado, ayudar a las Pymes a establecerse en otros mercados. Y por otro, atraer la inversión hacia sus países para cimentar su propio crecimiento y crear empleo.
Yo diría que, hoy en día, la tarea de las Embajadas británicas es mucho más amplia. La prosperidad del Reino Unido depende intrínsecamente de nuestra relación con el resto del mundo. El 30% de nuestro PIB procede de las exportaciones. La inversión extranjera acumulada en nuestra economía asciende a más de 857.000 millones de euros. Nuestra propia inversión directa en otros países ya ha sobrepasado el billón de libras. Nuestro propio destino depende de cómo nos desenvolvamos con nuestros vecinos, aliados y socios en el mundo entero. Esto implica identificar y gestionar las relaciones comerciales clave, relacionarse con las empresas, ya sean británicas o extranjeras, entender sus modelos de negocio y saber exponerles la oferta británica. En España, nuestro equipo comercial de la Embajada tiene prioridades cuyo objetivo es fomentar el comercio y la inversión entre el Reino Unido y España.
Estrategia industrial
En estos momentos, una de nuestras prioridades es explicarles a las empresas establecidas en España, los cambios que el gobierno está impulsando en lo que se refiere al marco regulatorio británico. Conviene detenernos en este punto un instante, ya que como inversores reales o potenciales, les puede resultar interesante.
La economía internacional está cambiando. El auge de países como Brasil, Rusia, India, China o Sudáfrica da lugar a nuevas oportunidades en unos mercados emergentes. Pero esto, a su vez, significa que nuestras empresas tendrán cada vez más competencia.
Creemos que esta nueva realidad requiere que el gobierno actúe de forma diferente. Sabemos que las decisiones que toman nuestros ministros tienen un impacto en la economía real, y que también afectan al comportamiento de las empresas y de los mercados. Hay que admitir dicha realidad y, en consecuencia planificar para aminorar los riesgos. Si no diseñamos nuestra propia estrategia industrial, se nos impondrá desde fuera.
Por eso, el año pasado publicamos una Estrategia Industrial que expone cómo pretendemos apoyar a la industria y así ofrecer un marco de estabilidad a más largo plazo, para que las empresas puedan planificar sus inversiones en un clima de estabilidad y previsibilidad.
La estrategia se divide en cinco temas prioritarios: sectores, tecnologías, acceso a la financiación, contratación pública y formación. Empezamos por identificar una serie de industrias y sectores prioritarios: aeroespacial; nuclear; petróleo y gas; eólica marina; agri-ciencia; educación; economía de la información; automóviles; construcción y servicios profesionales. Partiendo de la base de que el grado y tipo de apoyo necesario varía por sector, el enfoque será único para cada uno. Se determinará hacia dónde tiene que ir cada sector, así como las medidas que tanto el gobierno como las empresas han de tomar para lograr sus objetivos.
En el área de la tecnología, se están haciendo una serie de inversiones en tecnologías del futuro, tales y como son la industria manufacturera de alto valor añadido, la terapia de células, las renovables offshore, el almacenamiento energético, las ciudades del futuro o los sistemas de transporte.
En el Reino Unido, igual que en España, facilitar el acceso a la financiación es un reto clave. Por lo que estamos creando un banco empresarial, que arrancará con el respaldo del gobierno y una inyección de dinero público de 1.170 millones de euros. Conscientes del enorme potencial que tiene la contratación pública para fomentar la actividad económica, queremos ser más transparentes con la información que se publica sobre todo tipo de licitaciones, concursos y contratos públicos. A día de hoy, las obras públicas anunciadas representan oportunidades por un valor de 98.300 millones de euros.
La receta para el crecimiento
Hace unas semanas estuvo en Madrid nuestro secretario de Estado de Comercio e Inversión, Lord Green. Dio un discurso en el que detalló lo que tiene que hacer Europa para lograr este crecimiento que tanto anhelamos. Habló de la receta para el crecimiento, y citó tres componentes fundamentales:
En primer lugar, estrechar las relaciones comerciales entre los Estados miembros de la UE y alcanzar el pleno potencial del mercado único. Diga lo que diga la prensa, nuestro primer punto de mira es la Unión Europea, cuyos 500 millones de consumidores generan 12 billones de euros al año, convirtiéndola en el mayor mercado del mundo y destino de la mitad de las exportaciones británicas. El mercado único podría ser todavía más eficaz si abordáramos las barreras comerciales que todavía existen en ámbitos como el mercado digital, el sector de servicios o el de la energía.
Y esto traería grandes beneficios. Para demostrarlo, basten algunos datos: el desarrollo del mercado único digital podría suponer, de aquí a 2020, un incremento del 4% en el PIB de la UE, siempre y cuando se eliminasen los obstáculos al comercio y se promoviera el comercio electrónico. Y una mejor aplicación de la Directiva de Servicios podría conllevar un incremento de entre un 0,8% y un 2,6% del PIB de la UE.
El segundo ingrediente de la receta es el libre comercio. Y el mejor ejemplo actual se encuentra fuera de las fronteras de Europa, en el acuerdo comercial más importante de la historia: una asociación transatlántica de comercio e inversión entre la UE y Estados Unidos (el denominado TTIC, o Transatlantic Trade & Investment Partnership). La magnitud de los beneficios de este acuerdo es tal que se estima que, por sí solo, podría suponer unos 545 euros más para los ingresos medios anuales de una familia europea de cuatro miembros. Se crearía un mercado transatlántico formado por 700 millones de personas, con un potencial para generar cientos de miles de puestos de trabajo.
Las empresas vascas tienen una experiencia de libre comercio muy positiva. Entienden bien las ventajas de los sistemas abiertos de intercambio de bienes y servicios y la necesidad de diversificar la oferta hacía terceros mercados cuando la situación económica así lo requiere.
El último ingrediente para el crecimiento, y aquí termino, es una regulación más apropiada. Debemos eliminar aquellas normas que impiden que las empresas puedan progresar, imponiéndoles cargas superfluas a la hora de contratar nuevo personal o de ampliar su producción. En el Reino Unido, nos sentimos orgullosos del papel que hemos desempeñado a la hora de impulsar los cambios para mejorar la normativa a nivel europeo.
Si España puede presumir de su experiencia positiva en el campo del libre comercio, el Reino Unido puede hacer lo mismo en el de la regulación, gracias en parte a que somos un destino prioritario para inversores de todo el mundo. Tenemos una oferta amplia y atractiva: servicios profesionales de apoyo de primer orden, órganos reguladores sólidos e independientes y una población multicultural y multilingüe que facilita la contratación de personal.
En cuanto a los impuestos, en 2014 el impuesto de sociedades en el Reino Unido quedará en un 21%, y se recortará todavía más (al 20%) en 2015. Por otro lado, hemos introducido programas como el Plan de Inversión Empresarial, que proporciona una desgravación del 30% a los compradores de acciones en empresas de alto riesgo, y el programa para patentes, Patent Box, que permite a las empresas que tienen o gestionan patentes aplicar un tipo impositivo del 10% a sus beneficios. Y, por último, el tiempo. Sabemos que es muy valioso. Por eso, ahora mismo en el Reino Unido solo se tardan 13 días en montar una empresa nueva, mientras que la media en el resto de la OCDE es de 15 días, y en el resto del mundo de 35 días.