Discurso del Secretario de Asuntos Exteriores en Kew sobre la crisis climática
En su primer discurso sobre política exterior, David Lammy dejó claro que tomar acción sobre el cambio climático es fundamental para nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestro futuro.
Discurso de David Lammy sobre la crisis climática y natural en YouTube
Gracias Kew Gardens por acoger mi primer discurso como Secretario de Asuntos Exteriores.
Justo después de recibir al presidente colombiano de la COP de Naturaleza de este año en Cali esta mañana.
Los conflictos en Ucrania y Medio Oriente han dominado mi mandato hasta ahora. Pero en la oposición fui muy claro en que, en este trabajo, me centraría en la fuente más profunda y universal del desorden global: la emergencia climática y natural.
A lo largo de mi carrera política, me ha quedado más claro cómo esta crisis define nuestro tiempo. Cuando era un joven legislador, admiraba a Robin Cook al hacer del clima una cuestión geopolítica por primera vez: fue un pionero, adelantado a su tiempo.
Hace cuatro años hablé sobre el vínculo esencial entre la justicia climática y la justicia racial. Y como responsable de Asuntos Exteriores de la oposición, expuse cómo nuestra respuesta a esta crisis puede tanto crear oportunidades económicas incomparables, como ser el desafío geopolítico central de nuestra época.
Una y otra vez, son las personas más vulnerables las que llevan la peor parte de esta crisis. Desde Ella Kissi-Debrah, una londinense de nueve años que murió, en parte, por niveles ilegales de contaminación del aire cerca de su casa, hasta comunidades en el Caribe, donde líderes me dicen que sienten abandono mientras luchan contra tormentas tropicales más fuertes y frecuentes, causadas por una crisis que no han provocado.
Por eso, nuestro objetivo es progresista: un planeta habitable para todos y todas, ahora y en el futuro.
Pero necesitamos un enfoque realista y sensato para utilizar todas las palancas a nuestra disposición, desde las diplomáticas hasta las financieras.
Y les digo ahora: estas no son contradicciones. Porque nada podría ser más central para el interés nacional del Reino Unido que lograr avances globales para detener el aumento de las temperaturas.
Mi argumento para ustedes hoy es que las demandas de acción de quienes son más vulnerables en el mundo y los requisitos para brindar seguridad a la ciudadanía británica están fundamentalmente alineados. Y esto se debe a que esta crisis no es un área política discreta, divorciada de la geopolítica y la inseguridad.
La amenaza puede no parecer tan urgente como el terrorismo o como una autocracia imperialista, pero es más fundamental; es sistémica, es omnipresente y está acelerando hacia nosotros a buen ritmo.
Miren alrededor del mundo. Los países están luchando por asegurarse minerales críticos, de la misma manera que las grandes potencias alguna vez corrieron para controlar el petróleo; no podemos permitir que esto se convierta en una fuente de conflicto.
En el Ártico y la Antártida, el calentamiento global está impulsando la competencia geopolítica por los recursos que se encuentran bajo el hielo. Y en el Amazonas se han producido las peores sequías jamás registradas, en parte como resultado de la deforestación.
En el Caribe, vi desde el primer día de este trabajo la devastación causada por el huracán Beryl, el huracán de categoría 5 que se formó más temprano del que se tenga registro. Y en lugares como el Sahel, Sudán del Sur y Siria, el aumento de las temperaturas está haciendo que el agua y las tierras productivas sean aún más escasas.
Estos no son eventos aleatorios traídos desde los cielos. Son fracasos de la política, de la regulación y de la cooperación internacional. Estos fracasos alimentan los conflictos y las rivalidades regionales existentes, impulsando el extremismo, desplazando comunidades y aumentando las necesidades humanitarias. Y sería otra falta de imaginación esperar que se mantengan lejos de nuestras costas. Que podamos mantenerlos alejados.
Tomemos como ejemplo la migración. Ya estamos viendo que el cambio climático está desarraigando a comunidades en todo el mundo. Y para 2050, la peor estimación del Banco Mundial es que el cambio climático podría obligar a 200 millones de personas a abandonar sus hogares.
O podríamos hablar de la salud. La Organización Mundial de la Salud dice que el cambio climático es ahora la mayor amenaza para la salud humana.
En la pandemia vimos con qué rapidez una enfermedad infecciosa podía propagarse de los animales a los seres humanos, y luego desde una ciudad al otro lado del mundo hasta Gran Bretaña. Esto se vuelve más probable a medida que crece la crisis climática y natural. Y esta crisis amenaza las cosas que damos por sentado, desde los alimentos que comemos hasta el aire que respiramos.
Pero a pesar de todo esto, sigue existiendo una tendencia a que las políticas climáticas y naturales acaben aisladas. Con demasiada frecuencia, se ha sentido como dominio exclusivo de personas expertas y activistas. Hablado con fluidez en el dialecto a veces impenetrable de los COP, pero distante de otros que trabajan en política exterior y seguridad nacional. Y eso tiene que cambiar.
No me malinterpreten: absolutamente necesitamos activistas como quienes están en esta sala, o especialistas como quienes trabajan aquí en Kew. Y les estoy agradecido.
Pero hoy me comprometo con ustedes a que mientras sea Secretario de Relaciones Exteriores, la acción sobre la crisis climática y natural será fundamental para todo lo que haga.
Esto es fundamental dada la magnitud de la amenaza, pero también la magnitud de la oportunidad. La oportunidad de lograr energía limpia y segura, reducir las facturas e impulsar el crecimiento para el Reino Unido, y preservar el mundo natural que nos rodea, del que depende en última instancia toda la prosperidad.
La verdad es que en los últimos años algo salió muy mal en nuestro debate nacional sobre el cambio climático y las emisiones netas cero. No me complace decir eso.
[contenido político redactado]
Hemos visto que, con la Ley de Reducción de la Inflación en Estados Unidos, el Pacto Verde en la Unión Europea y la transición acelerada en China, la política exterior, la política económica y la industrial están cada vez más entrelazadas.
Es por eso que el Primer Ministro está reajustando el enfoque británico sobre el clima y la naturaleza, colocándolo en el centro de nuestras misiones intergubernamentales.
Ahora que se acercan los 100 días en el cargo, ya se puede ver la diferencia que esto ha marcado. Levantamiento de la prohibición de facto de la energía eólica terrestre en Inglaterra. El compromiso de poner fin a las nuevas licencias de petróleo y gas garantizando al mismo tiempo una transición justa en el Mar del Norte. Activar Great British Energy para atraer inversiones hacia proyectos de energía limpia. Lanzar una revisión rápida del Plan de Mejora Ambiental que se completará antes de finales de este año, para que podamos limpiar nuestros ríos, plantar millones de árboles más, mejorar nuestra calidad del aire y detener la disminución de especies. Y con más del 90% de la biodiversidad del Reino Unido dentro de nuestros Territorios de Ultramar, buscamos expandir el programa Blue Belt para aumentar la protección marina.
Este programa interno no sólo es esencial para nuestra economía, sino también para restaurar nuestra credibilidad internacional. Estamos poniendo fin a nuestra diplomacia climática de “Haz lo que digo, no lo que hago”. Pero esta ambición interna por sí sola no es suficiente.
Es por eso que este tema ha estado en la agenda de casi todas las reuniones que he tenido con otros Ministros en mis primeras semanas, desde nuestras alianzas más cercanas en el G7, hasta el mayor emisor pero mayor productor de energías renovables del mundo, China, India y a los miembros de la ASEAN, con quienes anuncié un nuevo Fondo de Transición Verde conjunto en las primeras semanas de mi mandato.
Con Ed Miliband y Steve Reed liderando las negociaciones de la COP sobre el clima y la naturaleza, tenemos un par de negociadores experimentados y decididos. Y con Anneliese Dodds como Ministra de Desarrollo, seremos un equipo gubernamental unido, aprovechando el peso diplomático y de desarrollo de la FCDO para impulsar la ambición necesaria para mantener vivos los 1.5 grados.
Para impulsar aún más este reinicio intergubernamental, hoy anuncio que nombraremos nuevos Representantes Especiales del Reino Unido para el Cambio Climático y la Naturaleza. Estos me apoyarán, junto con Ed Miliband y Steve Reed respectivamente, mientras reiniciamos a nivel internacional, demostrando que, ya sea que sean del Norte o del Sur Global, queremos forjar asociaciones genuinas para abordar esta crisis juntos.
Y quiero que este esfuerzo diplomático se centre particularmente en tres prioridades.
Primero, construiremos una Alianza Global de Energía Limpia.
Este Gobierno se ha fijado un objetivo histórico: ser la primera economía importante en suministrar energía limpia para 2030. Aprovecharemos esa ambición para construir una Alianza comprometida a acelerar la transición a la energía limpia. Y hoy estamos dando el pistoletazo de salida para formar esta nueva coalición.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostica que el consumo no sólo de petróleo, sino de todos los combustibles fósiles, alcanzará su punto máximo en esta década. Estamos descubriendo rápidamente formas nuevas y más eficientes de reducir las emisiones. La inversión mundial en energía limpia es ahora casi el doble de la inversión en combustibles fósiles.
Pero si bien algunos países avanzan en esta transición, muchos se están quedando atrás.
Sin energía limpia, será imposible descarbonizar amplios sectores de la economía, como el transporte. Por lo tanto, debemos acelerar el despliegue de las energías renovables en todo el mundo como lo está haciendo este Gobierno en casa.
Ahora bien, por supuesto, existen diferentes obstáculos para los diferentes países. Pero a pesar de otras iniciativas valiosas que impulsan la transición energética, no existe un grupo equivalente de países a la vanguardia de la transición, que abarquen juntos el Norte y el Sur Global, dedicados a superar estas barreras.
Por lo tanto, la Alianza debe centrarse en aumentar la inversión global. Las economías de mercados emergentes y en desarrollo fuera de China representan sólo el quince por ciento de la inversión mundial en energía limpia. El costo del capital en el Sur Global es a menudo el triple que en el Norte Global. Y casi 700 millones de personas no tienen ningún acceso a la electricidad.
Debemos desbloquear las finanzas globales a una escala mucho, mucho mayor, para que podamos respaldar los planes ambiciosos de quienes se están alejando de los combustibles fósiles, como acaba de hacer Anneliese Dodds en Yakarta, discutiendo la Asociación para una Transición Energética Justa de Indonesia, y cerrar la brecha de energía limpia ayudando a más países a pasar de los combustibles fósiles a sistemas de energía renovables.
La Alianza también debería centrarse en diversificar la producción y el suministro de minerales críticos. Cobre y cobalto. Litio y níquel. El alma de la nueva economía. Necesitamos llevar estos productos al mercado más rápido. Evitando al mismo tiempo los errores del pasado, ayudando a los países en desarrollo a obtener beneficios económicos y promoviendo al mismo tiempo los más altos estándares ambientales para la extracción de minerales.
La Alianza también podría inyectar impulso a la expansión de las redes y el almacenamiento. La AIE evalúa que el mundo necesita agregar o renovar el equivalente de toda la red existente para 2040.
Y estamos trabajando en un compromiso global de almacenamiento de energía en la COP29. Tenemos que colmar las lagunas para alcanzar estos objetivos.
Por último, la Alianza puede aumentar el despliegue de energía limpia innovadora. Existe una enorme demanda de tecnologías limpias y asequibles, desde hidrógeno verde hasta cocción y refrigeración sostenibles. Y tenemos que avanzar en la comercialización de la tecnología con mayor potencial.
Y adoptaremos un enfoque gradual e inclusivo para construir la Alianza, escuchando a quienes lideran el camino en materia de energía limpia y a quienes comparten nuestras ambiciones.
Pero el objetivo compartido es claro: hacer realidad el Poder Cero Neto (Net Zero Power) en todas partes.
En segundo lugar, debemos desbloquear mucha, mucha más financiación para el clima y la naturaleza. Esto es fundamental para mi enfoque realista progresista de la crisis.
Abordar esta crisis requiere un consenso global: ese es el principio central del proceso de la COP. Y sólo podemos llegar a un consenso prestando atención tanto a las preocupaciones de los demás como a las nuestras. Como sé muy bien, los países del Sur Global sufrieron grandes injusticias en el pasado.
Pero he escuchado repetidamente las frustraciones de nuestros socios ante la injusticia del sistema global actual, en particular lo difícil que les resulta obtener financiamiento internacional para el clima.
Como sostiene tan poderosamente mi buena amiga Mia Mottley, el problema es sistémico.
Por ejemplo, África está en la primera línea del clima. Sólo los desastres naturales han afectado a 400 millones de personas africanas en este siglo. Sin embargo, África recibe poco más del tres por ciento de los flujos de financiación climática. Y el servicio de la deuda por sí solo representa en promedio el diez por ciento del PIB de África.
El cambio es crítico. No hay camino hacia las aspiraciones de desarrollo de los países sin resiliencia climática, acción ante la crisis natural y acceso a energía limpia, y no hay camino hacia un futuro sostenible sin un desarrollo que no deje a nadie atrás.
El acuerdo sobre pérdidas y daños alcanzado en la última COP fue un ejemplo inspirador de lo que el mundo puede lograr trabajando en conjunto. Ese fue el mismo espíritu con el que los países desarrollados se comprometieron en 2009 a aportar 100 mil millones de dólares al año en financiación internacional para el clima.
Antes de la revisión de gastos, estamos revisando cuidadosamente nuestros planes para hacerlo. Y al mismo tiempo, estamos impulsando un nuevo y ambicioso objetivo de financiación climática centrado en los países en desarrollo en la COP29 en noviembre.
Porque eso es lo correcto, pero especialmente en tiempos de restricciones fiscales, debemos impulsar más la creatividad al momento de desbloquear los flujos del sector privado para la transición verde, y especialmente la adaptación, en todo el Sur Global.
Londres es el principal centro financiero ecológico en el mundo. Y me ha encantado saber cómo especialistas del Reino Unido han estado desarrollando modelos de financiación más eficaces. Por ejemplo, Gran Bretaña ayudó a establecer el Fondo de Seguro contra Riesgos de Catástrofes del Caribe en 2007, el primer fondo de este tipo que paga después de un desencadenante específico, como terremotos o ciclones tropicales.
Y después del huracán Beryl, volvió a demostrar su valía: desembolsó más de 76 millones de dólares para que la región comenzara a reconstruirse.
Estoy decidido a restaurar la reputación de compromiso e innovación de Gran Bretaña en el mundo de la financiación del desarrollo. Esto comienza con los bancos multilaterales de desarrollo.
Y es por eso que, sujeto a reformas, apoyamos un aumento de capital para el BIRF, el banco de desarrollo más grande del mundo y una fuente clave de financiamiento climático.
Y es por eso que el mes que viene presentaré ante el Parlamento una garantía del Reino Unido para el Banco Asiático de Desarrollo, que desbloqueará más de 1,200 millones de dólares en financiación climática del Banco para los países en desarrollo de la región.
Pero el impacto no es simplemente una cuestión de más creatividad. Para abordar los problemas sistémicos, también necesitamos reformar el sistema mismo.
Así, por ejemplo, este año copresidimos con la República Dominicana el Fondo Verde para el Clima e impulsamos reformas para acelerar el acceso de los países en desarrollo a este.
Pero también he escuchado a nuestros socios pedir que las normas tributarias internacionales funcionen mejor para los países en desarrollo, que se aborde más rápidamente la deuda insostenible y que se aborden los obstáculos que inhiben el flujo de capital privado.
Mi ambición aquí es clara: que el Reino Unido lidere el debate del G7 sobre la reforma institucional internacional.
En tercer lugar, no sólo debemos detener, sino revertir la disminución de la biodiversidad global.
A veces nos volvemos insensibles ante la magnitud de la crisis de la naturaleza. Un millón de especies en peligro de extinción, incluido un tercio de los mamíferos marinos y los arrecifes de coral. Y las poblaciones de vida silvestre cayeron un 69 por ciento desde 1970, principalmente debido a un asombroso colapso del 83 por ciento en las especies de agua dulce.
La pérdida de biodiversidad es una amenaza tan grande como los cambios en nuestro clima. Y dado que la pérdida de naturaleza socava el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la acción sobre la naturaleza también es fundamental para establecer alianzas genuinas con el Sur Global.
Necesitamos reforzar el esfuerzo global para proteger al menos el treinta por ciento de la tierra y los océanos del planeta para 2030. Por eso, estamos completamente comprometidos a ratificar el Tratado de Alta Mar y a lograr un acuerdo sobre un Tratado sobre los Plásticos. Y aquí rindo homenaje a un predecesor, Zac Goldsmith.
Y he estado observando detenidamente los éxitos de nuestros programas de desarrollo de la naturaleza. Un programa ha movilizado más de mil millones de libras para proteger y restaurar bosques en casi 9 millones de hectáreas de tierra. Y en el futuro planeamos ampliar este programa en la selva tropical de la cuenca del Congo, la segunda más grande del planeta.
Parte de nuestra financiación también se ha utilizado para investigaciones increíbles. Pocos creerían que, gracias a la FCDO, una empresa sudafricana está probando nuevas redes biodegradables que, si se pierden, no dejan toxinas ni micro plásticos. Quiero muchos más ejemplos como este.
La FCDO destina alrededor del cinco por ciento de su presupuesto de desarrollo a la investigación. Y hoy anuncio que estamos comenzando a desarrollar un nuevo programa de investigación sobre la naturaleza y el agua, específicamente con más de cien participantes de la esfera de investigación y la administración pública que acaban de reunirse en Kenia para comenzar esta agenda.
También estoy analizando cómo ejecutamos nuestros programas de desarrollo sobre el terreno.
Las comunidades indígenas son particularmente importantes en este sentido –como las increíbles propietarias de negocios sostenibles que conocí en el Amazonas el año pasado– son las mejores custodias de la naturaleza.
La naturaleza ha estado decayendo un 30 por ciento menos, y un 30 por ciento más lentamente, en las tierras indígenas que en el mundo en su conjunto. La evidencia muestra que poner a las comunidades locales en el centro de la toma de decisiones conduce a mejores resultados para el mundo natural.
Éste es el modelo de desarrollo en el que creo. El enfoque modernizado del desarrollo que este Gobierno implementará. El espíritu de asociación, no el paternalismo, en acción.
Para mí esto es profundamente personal. Lejos de aquí, en las selvas tropicales de Guyana, se encuentra Sophia Point. Establecí este pequeño centro de conservación hace cinco años, con mi esposa, en uno de los últimos puntos vírgenes de biodiversidad del mundo.
Y fue fascinante la semana pasada discutirlo con Sir David Attenborough y escuchar los recuerdos de sus visitas a esas mismas selvas tropicales cuando era joven.
Le dije a Sir David que su primer libro, Zoo Quest to Guiana, se publicó en 1956, el año en que mi padre emigró a Gran Bretaña.
De hecho, mi padre solía traerme a Kew Gardens. Miro hacia atrás, ahora no está vivo así que no puedo preguntarle, pero me doy cuenta de que me trajo aquí para que de alguna manera estuviera en contacto con Guyana y las selvas tropicales.
Y discutimos cómo el trabajo de Sir David y el de Sophia Point tienen sus raíces en un concepto común a los pueblos indígenas de esa parte de América del Sur y a muchos agricultores y otros en Gran Bretaña y en todo el mundo.
Protección del mundo natural.
Tenemos tanto el interés como la responsabilidad de mantener un planeta habitable para todos y todas y las generaciones futuras.
Ese es nuestro objetivo. En última instancia, no habrá estabilidad global sin estabilidad climática.
Y no habrá estabilidad climática sin una asociación más equitativa entre el Norte Global y el Sur Global.
Para que Gran Bretaña desempeñe su papel, debemos restablecernos aquí en casa y reconectarnos en el extranjero. Eso es lo que este Gobierno cumplirá. Para que, en conjunto, podamos construir un futuro mejor para todas las personas.